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   El presidente Hugo Chávez sabe perfectamente lo que está ocurriendo a su alrededor. Cada día pierde más apoyo popular, cada día la gente le cree menos sin importar cuánto hable, y cada día disminuye el respaldo a sus rabietas y ocurrencias dentro de la Fuerza Armada Nacional. En medio de la crisis nacional, su “autoritas”se cae a pedazos.
      Por más demagogia que se atreva a desplegar, la crisis económica nacional es reflejada hasta por los números maquillados del Banco Central de Venezuela, el ministerio de Planificación y Finanzas y el Instituto Nacional de Estadísticas. La caída del Producto Interno Bruto (PIB) fue evidente en 2009: -2,9% al cierre del 31 de diciembre del año pasado, con reducción del 6,1% en el sector petrolero; con una baja del 2,6% en el consumo final privado, "situación que obedece, principalmente, a la caída del ingreso real, el aumento del desempleo y la menor disposición al gasto de los hogares", en palabras tecnocráticas de los maquilladores del BCV. Ese desastre económico-social, con más del 23% de inflación -la más alta en América Latina y el Caribe-, es definido por los especialistas como "estanflación" (estancamiento con inflación), nos ha tocado en su grado máximo, que es decrecimiento con inflación, gracias a la incompetencia del Chávez y sus ministros.
    Por si fuera poco ese empobrecimiento del país, Chávez pretende esconder los demoledores efectos de la maxi devaluación del bolívar del 64% promedio, el "viernes negro" del pasado 8 de enero.
       En estos primeros 65 días del 2010, ha ocurrido de todo en Venezuela. Hemos sufrido las consecuencias de la falta de planificación y manejo técnico de los sistemas de producción y distribución electricidad; y del insuficiente manejo de las redes de almacenamiento, procesamiento y distribución de agua potable, en todas las regiones del país. La sequía que causa el fenómeno "El Niño" -real como es en todo el continente- no ha sido sino muletilla gobiernera para justificar lo injustificable. Ahora, se pretende solventar esa enorme crisis con aspavientos soportados en el manejo irresponsable de los recursos públicos, a realazo limpio, sin controles efectivos en cuanto a evaluación de su eficaz aplicación, ni de análisis de presupuestos, costos reales y realización de obras por parte de la Contraloría General y la Fiscalía General de la República sobre los recursos aplicados en el área de electricidad durante los últimos once años de gestión.
                            INFLACION Y DEVALUACION
   El mínimo aumento del 10% del salario mínimo que comenzó a regir el 1 de marzo, no se corresponde con  el enorme golpe de la inflación (23%) y la devaluación (64%) que en conjunto descargó el gobierno de Chávez contra los trabajadores. Tampoco servirá de mucho el hoy lejano aumento del salario mínimo en 15% para el 1 de septiembre (mes electoral... ¿casualidad?), pues ya la familia venezolana está exhausta, duramente golpeada en su nivel y calidad de vida, desencantada, dolida, contrariada por el "paquetazo" que ha impuesto Chávez contra los pobres y las clases medias.
Los servicios públicos empeoran, a lo largo y ancho del país; la inseguridad sigue matando a miles y miles de ciudadanos, con una violencia sin precedentes; y el atraco amano armada sigue su espiral ascendente, al igual que el consumo y tráfico de drogas, el secuestro, la extorsión y la corrupción administrativa.
Chávez llegó al límite del engaño colectivo. Cada día le creen menos, quienes todavía le creen. Sus peroratas radiotelevisivas hastían al público, no sólo por la habladera de pendejadas sin límites, cada vez que se "encadena", sino por el verbo denigrante, ofensivo y brutal que acostumbra utilizar contra sus adversarios y sus subalternos. Su ánimo es patear a los demás.
E.D.E.

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Semanario LA RAZÓN

www.larazon.net

Caracas, 07.03.2010

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