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Por Julián Rivas
 
   Entramos en la etapa Bicentenaria de nuestro proceso de independencia. Prácticamente hasta 2030 se hablará del asunto. El proceso hay que analizarlo desde distintos lados. Por ejemplo, la influencia del 19 de abril de 1810, más allá de sus particularidades. Importan las proyecciones y lo que esto representa para el futuro.
    Venezuela fue el país que más sacrificio hizo por su independencia. La determinación de España por mantener bajo su dominio a Venezuela la llevó a traer a Pablo Morillo al frente de una expedición armada asombrosa para la época, a cometer los mayores atropellos, crímenes de Estado, violaciones de derechos humanos, a amenazar con sanciones a la República de Haití, presidida por Petión “por apoyar el terrorismo”, es decir a quienes luchaban por la independencia.
    Muchas cosas vistas en aquella época, por lo visto hoy, parecen una reiteración de mayor escala. Los opositores perrorabiosos se aferran a los imperios, y saludan al imperialismo norteamericano. Pregunta: ¿Tuvo razón Vallenilla Lanz con la idea de la independencia vista como guerra civil?.
      En todo caso, España metió plomo grueso en Venezuela. Hasta Cumaná llegó Boves y ordenó la matanza de hombres, la violación de mujeres y su posterior reclusión en la Isla de Arichuna, la actual Isla Apurito. Una hermana del Mariscal Sucre estuvo entre las víctimas. Muchas otras mujeres de Valencia, Caracas y otras regiones, también pararon en esa isla que corre paralela en un buen trecho del río Apure, más abajo de San Fernando.
     De estos hablamos con el profesor Argenis Méndez Echenique, historiador apureño y director de cultura del Estado. Nos cuenta que en Arichuna hay mucha gente ganada para la idea de rebautizar la isla como “Isla de las mujeres”. Por generaciones los apureños trasladan recuerdos de la independencia. Se pretende crear un monumento, un parque con obras que trasciendan desde el punto de vista artístico y que por supuesto destaquen la importancia histórica de la independencia.
      La propuesta se extiende a otros sitios como El Yagual, Mucuritas, Banco Largo, Mata de la Miel, El Setenta, Mantecal. El objetivo es rescatar esos lugares históricos, muchos de ellos en manos de latifundistas, o en lugares inaccesibles hoy, como Queseras del Medio, y convertirlos en parques históricos, en centros para la difusión de nuestra historia e incluso como puntos de recorridos turísticos. Un puente sobre el río Matiyure, en Guasimal, facilita el acceso a Queseras del Medio y también el desarrollo de la región, donde actualmente se impulsa un ambicioso proyecto de siembra e industrialización de la caña e intensificación de la actividad agropecuaria.
                                LUGARES HISTORICOS
    Sitios como El Setenta o el Hato Cañafístola, a orillas del Arauca, son desconocidos. En El Setenta, orilla del Apure, cercano a Mantecal, Bolívar emprende, en 1819, la campaña de Conquista de Nueva Granada y la ruta del Sur, que lo llevaría hasta lo que hoy es Bolivia. Llegar a ese sitio y hacer un monumento es una deuda. No hay nada, lo que ha sorprendido a muchos, porque hay testimonios de que si un ecuatoriano, colombiano quiere ir a El Setenta, la mayor sorpresa es que no existe una vía consolidada. A tales efectos, el gobierno de Apure se propone construir un terraplén-carretera y hacer un gran monumento. Un parque Histórico. Incluso, es la oportunidad  para consolidar la vialidad rural y consolidar fincas.
 Algo parecido ocurre con el Hato Cañafístola y Arauquita, entre San Juan de Payara y el río Orinoco. Por los lados de Arauquita, frente a La Urbana, actual estado Bolívar, en enero de 1818 pisó tierra el Libertador, que iba a su primera entrevista con Páez.  Hay un monolito perdido en esa zona en recuerdo a la llegada de Bolívar, que por ese sitio eludió las fuerzas españolas que todavía controlaban las bocas del Apure. Siguió la ruta de Cunaviche y a fines de ese enero llegó al lado sur del río Arauca, mientras Páez estaba en la otra orilla. Era Cañafístola. Allí se encontraron por primera vez  Bolívar y Páez.
Llegar a Cañafístola  requiere un terraplén de unos ocho kilómetros que partiría desde la carretera que va a San Rafael de Atamaica. El proyecto existe. También está proyectada una carretera desde Cunaviche hasta Arauquita, que como hemos dicho, está a orillas del Orinoco. Son setenta kilómetros. Con una chalana en el Orinoco se pasaría a La Urbana. Integración del país, comunidades indígenas, pueblos de siglos de aislamiento, turismo y agricultura saldrán ganando.
EL YAGUAL
Un reto es recatar el campo de El Yagual, donde unas quince familias construyeron viviendas. Se pretende abrir el diálogo parta la mudanza de los vecinos, y existe la propuesta de que las instalaciones de una escuela y una cancha deportiva en el lugar  se conviertan en museo, previo traslado del centro escolar a un lugar cercano, fuera de lo que se constituiría en Parque Histórico.
Es curioso, el mayor monumento  de los campos de batallas en Apure es El Yagual, llamado popularmente “la lanza de Páez”, y lo inauguró el esbirro gomecista Vicencio Pérez Soto en ocasión del centenario de la batalla, en octubre de 1916. Pero el grupo de casas construidas, por lo demás de manera desordenada, ofrece una mala imagen, y es testimonio de lo que fue Venezuela en la Cuarta República. Los retoques son necesarios. Cerca de El Yagual está el sitio de Los Araguatos, en Hato Palmira, donde Páez fue derrotado por José Cornelio Muñoz en marzo de 1848, y en la guerra larga o guerra federal, unos diez años después, también hubo otro combate.
Los llanos de Apure y el sur de Guárico están llenos de sitios históricos que sorprenden a cualquiera. Por ejemplo, en Puerto Miranda, frente a San Fernando, en medio de un sancocho criollo, un llanero explicó: “Esa es la sabana de Coplé”. En efecto, el lugar  de la extraña batalla de Coplé, episodio que pocos quieren recordar de nuestra guerra federal.
Esto lamentablemente se repite en el país. Ya hemos advertido que pocos saben quién fue Chipía o Bideau, oficiales de la independencia. Pocos saben que El Juncal es una sabana de Barcelona. O que El Salado es un sitio de Cumaná, donde Piar perdió su única batalla (ante Boves) pues afortunadamente ganó trece batallas, incluyendo El Juncal. No hay relación entre las calles de muchos pueblos y el lugar que le da el nombre. La ocasión es propicia.

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