Definitivamente la capacidad de respuesta uniforme de los voceros, más bien corifeos del “Estado chavista”, no tiene ya dimensiones de asombro alguno. Si la empresa Polar tiene en sus almacenes 200 toneladas de alimentos es acaparamiento y por tanto debe ser expropiado, aun cuando la Polar informó que ese volumen forma parte del inventario planificado para la distribución en el mercado centro occidental, siendo registrado kilo por kilo por las oficinas gubernamentales.
Por el contrario se han localizado más de 70.000 toneladas de alimentos en descomposición y eso es una “ñinguitica”, como dijera un alto funcionario de Pdval y el propio Presidente de la República, ante lo que distribuye la filial de Pdvsa para bien del pueblo venezolano. O lo que manifestara una funcionaria de esta casa de alimentos al denunciar la alta conspiración de la burguesía.
Más tarde Richard Canán, novel Ministro de Comercio, encabeza la ofensiva del Comandante en Jefe contra la especulación y el acaparamiento arremetiendo contra los almacenes en Quinta Crespo, proveedores de comercios y de la economía informal en sectores de la capital de la República.
¿Qué se pretende esconder y a quién se pretende engañar? El Indepabis monitorea la mínima tonelada de alimentos que se comercia o produce en todo el territorio nacional y se le escapan en sus narices 70.000 toneladas de alimentos pudriéndose en Puerto Cabello, Tinaquillo, La Guaira o las toneladas de medicinas vencidas en San Cristóbal.
¿Qué está detrás de toda esta podredumbre? El más perverso negocio del mundo, incluso más allá del neoliberalismo salvaje, el cual comienza con la creación de una empresa fantasma en el rubro de alimentos, luego se obtiene la aprobación de Cadivi para importar varias toneladas de alimentos a dólar preferencial - en aquel momento a estaba a 2,15 bolívares - la empresa creada procede a comprar lotes de alimentos vencidos, los cuales se consiguen hasta con un 90% de descuento en el mercado internacional, los productos vencidos llegan al país y así se liberan los dólares negociados. El comprador toma los dólares, paga los gastos e introduce el grueso del monto en el mercado negro del dólar. Como podemos ver es un negoción, la ganancia es múltiple a la enésima potencia y rápida.
En un país donde funcione el sistema democrático semejante escándalo hubiera provocado la renuncia completa del Gobierno Nacional; aquí ha originado la más brutal campaña de expropiaciones y estatizaciones y ataques contra la principal empresa nacional, la Polar, poniendo en la picota a cientos miles de empleos y así distraer la atención del gran crimen y delito cometido contra los venezolanos. El cual no podrá ser escondido como los chinitos de Recadi, metiendo preso a tal o cual funcionario de Pdvsa. ¿Es esta la moral socialista revolucionaria del siglo XXI? Es evidente que si. La moral nuestra es otra, la que permitirá reconstruir democráticamente a Venezuela.
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