Algo huele mal y precisamente no es en Dinamarca, sino en el programa bandera de la soberanía alimentaria del “soberano” gobierno que en paralelo dirige el intocable presidente de Pdvsa y su podrido gabinete que sólo a nuestro Presidente ni le huele ni le hiede.
Dicen que cuentan los que cuentan que mientras que el camarada Chávez largaba el forro con su cuento del socialismo real, sólo realizable en su Aló presidente; de lunes a sábado Luis Pulido, Rafael Reiter, Ronald Flores, Karina Soteldo, José Manuel González, Ronald Fong y Amador Yánez, como buenos capitalistas salvajes del socialismo del siglo XXI, dejaban represar los conteiner a cambio de dólares frescos, sin importarles los cojones que había que ponerle al amor por la patria y mucho menos si los zamuros terminaban devorando los gritos destemplados del comandante contra las cúpulas “podridas” de la burguesía criolla.
Entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio que las Naciones Unidas han establecido para el siglo XXI, encabeza la lista la reducción a la mitad de la proporción de personas que padecen hambre. Y estas metas vienen dadas debido a que hoy en día hay 1.020 millones de personas desnutridas en el mundo y que mientras yo redacto este articulo está muriendo un niño de hambre; pero para nuestro flamante ministro, su tenebroso gabinete y su moral “revolucionaria” lo de los vagones de la podredumbre es una simple campaña mediática de los agentes del imperio y sus lacayos oposicionistas.
“Nuestra batalla es garantizar la soberanía alimentaria del pueblo”, ha dicho el que junto al ex presidente de Pdval y sus gerentes, logró el milagro de engusanar 800 millones de kilos de alimentos y enchiquerarle la pelea al que le declaró la guerra al mejor distribuidor de alimentos y polarcitas frías del país.
Mientras tanto nuestro guerrero incauto y para asombro hasta de los buitres que merodean los contenedores, al primer tufillo de sospecha sobre su encarroñado funcionario exclamó: “Ahora viene la burguesía y dice que Pdvsa es la culpable, que el ministro Ramírez es el culpable y que tiene que salir del gobierno. Le doy mi apoyo a ese gran ministro que es Rafael Ramírez”.
Así las cosas uno no termina de preguntarse qué otros postrecitos rancios le reguarda este insustituible ministro, que a riesgo de que los comensales más hambrientos del 26 de septiembre le rechacen su manío menú, él siga dejando que le sirva la mesa.