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* El mando en Venezuela es unipersonal y el Estado gira en torno al Caudillo



Cerró febrero. Quedan diez meses de 2009. En estos 59 días, Venezuela estuvo en tensión política hasta el 15F y se largó por carreteras, playas y montañas en unas festividades carnestolendas postizas, apenas sugeridas por el manejo alegre de los presupuestos públicos nacionales, regionales y municipales. Lo demás fue sifrinismo callejero y cotidiano, dejando como hecho llevadero y sin importancia la reelección presidencial indefinida lograda en un proceso cargado de abuso de poder y corrupción en el manejo de los recursos públicos.

En los próximos días, iremos conociendo las supuestas cifras consolidadas del primer bimestre del año. Decenas de asesinatos, secuestros extorsivos, atracos, robo de vehículos, asalto a residencias, empresas y otras propiedades, explosiones intimidatorias, secuestro de inmuebles privados y oficinas públicas, y la sistemática ejecución del latrocinio implantado en la administración pública. La vida sigue, dependiendo de los menguados ingresos petroleros y los impuestos recaudados administrativamente en círculo viciosos sobre los mismos recursos públicos, con un aparato productivo cada vez más estrecho.

Sueldos, pensiones, jubilaciones y los jugosos montos de las contrataciones de los entes públicos seguirán siendo el alma de la vida venezolana. No hay otra, es una de las fortalezas de la nomenclatura chavista para controlar la sociedad, por el estómago y por el cuello.

EL FESTIN DE LA ROBOLUCION
Chávez vive su fantasía robolucionaria, que el llama "revolución". Sus burócratas y testaferros se la gozan, pendientes ahora de los enroques, recambios y repeticiones de ministros y cabezas de empresas e institutos públicos. La ponen aquí, y salen para allá; se dan unas vacaciones y vuelven a seguir poniéndola, como el mandamás ordene. Perdidos los dos primeros meses del año, lapso en el cual no se ha tomado ninguna medida económica o administrativa relevante ante la crisis que campea en el mundo entero, sería lógico conocer durante los 31 días de marzo, lo que vendrá como "paquete económico", como llamamos en Venezuela al conjunto de medidas cuyunturales que recurrentemente toman los gobiernos que no quieren irse, después de haber fracasado en su gestión.

La primera señal fue emitida por el líder de la robolución, la semana pasada: Jorge Giordani vuelve al ministerio de Planificación y Desarrollo. Tal vez, para Relaciones Interiores esté conversando secretamente con Luis Miquilena, su dos veces ministro y capo mafioso de la etapa inicial de gobierno. Han corrido versiones sobre otros reingresos al Gabinete Ejecutivo, que no sorprenderían a nadie, conociendo a Chávez y quienes ha tenido como monigotes en diversas carteras ministeriales, algunos de ellos embajadores o embajadoras en América, Europa, África, Asia y Oceanía, y otros rumiando en sus bancos, esperando a ver qué les tira el propio.

De todas formas, así como el gobierno es él y el gabinete es él, da igual quiénes entren o salgan de los despachos ministeriales y grandes empresas o institutos nacionales. Él manda sin control de los poderes Legislativo, Judicial o Ciudadano, y el Electoral está ahí para ponerle o quitarle fecha a las elecciones, de acuerdo a sus instrucciones y conveniencias.

SE HUNDE EL PAIS
El camino está trazado. El mando en Venezuela es unipersonal e incontrolado, sus ministros son subalternos y obedecen, como en un cuartel. Esa es la condición más valorada por el jefe, hasta los más obscenos grados de genuflexión.

Así ha sido y será el Gabinete Ejecutivo de Chávez, con Giordani y sin Giordani, con J. V. Rangel o sin Miquilena, con Istúriz o sin Alí Rodríguez. Diosdado y Jesse entran y salen con pasmosa frecuencia, son dos de los comodines del autócrata. En todo caso, sorpresas no habrá.

El costo de la vida aumenta, pero tratan de esconderlo detrás de la puerta, obligación de sus ministros. Para eso los escoge. De la corrupción nadie da cuenta y en cuanto al funcionamiento de los servicios públicos las hojas ni se mueven en hospitales, calles o avenidas, barrios o urbanizaciones. Ahora, la burocvracia chavista está pendiente de las elecciones presidenciales del 2012, y la gran batalla de hoy es por la posposición anticonstitucional de las de concejales y juntas parroquiales para fundirlas con las parlamentarias de 2010.

En ese contexto, Chávez sigue encadenando radioemisoras y televisoras, nos habla de un país idílico que se hunde social y económicamente asfixiado por la delincuencia en toda su gama, desde el sicariato hasta el robo de los dineros públicos. Es el Presidente de los cuentos que nunca presenta cuentas. Así son sus ministros entran y salen del Gabinete Ejecutivo, como si nada. Y lo más fastidoso de todo este circo, son los acertijos sobre quiénes saldrán, enrocarán o entrarán./ E.D.E

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Semanario LA RAZÓN, primera página.

www.larazon.net

Caracas, 01-03-2009