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Por Daniel Merchán M.

El papel de la Mujer en el desarrollo del mundo ha sido más que preponderante, por tanto a través de los distintos capítulos de nuestra historia, directa o indirectamente, ha influído en la determinación y posterior aplicación de múltiples actos de alta significación para nuestra vida. Es de resaltar que incluso desde el origen divino de las religiones, la mujer ha tomado un rol activo en la transmisión de valores como lo expresan, por ejemplo, el judaísmo y el catolicismo reconociendo un principio de complementación y no de exclusión, ya desde la creación del Adán y Eva.

Ciertamente la mujer se ha visto atacada e ignorada por mucho tiempo, y en muchas sociedades no se le reconoce su importancia. Sin embargo, día a día las mujeres siguen luchado por la igualdad de género y están alcanzando sin duda alguna las metas proyectadas, planteándose desde un principio como un derecho humano el hecho por el cual no existe diferencia ni discriminación alguna entre hombres y mujeres, principios bajo los cuales les han sido otorgados derechos políticos, jurídicos, civiles, económicos, sociales, etc. que antes les habían sido negados. Es por ello que en los distintos continentes: África, Asia, Europa, América y Oceanía, actualmente se les está convocando a participar activamente en las reformas necesarias para realizar un mundo igual, eliminando leyes discriminatorias y por otro lado creando las que las protejan y les permitan defenderse como en el caso de la violencia que muchas de ellas sufren. El voto es parte de la participación y decisión de los destinos de sus naciones y comunidades, garantizándoles el desarrollo dentro del hogar como en los distintos estudios, profesiones y trabajos que ahora desempeñan, inclusive aumentado e insertándose dentro de las plataformas internacionales como la ONU y en los propios sistemas nacionales elementos especializados para asuntos de la Mujer.

Muchos son los ejemplos de mujeres que han dado al mundo todo de sí, cada una desde su propia óptica, campo y labor. Desde los anales de la historia surgen nombres resaltantes de lideresas perseverantes y de lucha como Juana de Arco, Rosa Luxemburgo, Eva Perón, Rosa Parks, Golda Meir, Indira Ghandi, La Madre Teresa, Margareth Thatcher, la inolvidable "dama de hierro", entre otras figuras notables que han logrado cambios reales desde tiempos pasados para la sociedad contemporánea. No resulta nada extraño la aparición de simbólicas figuras como el de la ya fallecida princesa Diana de Gales, la senadora y ahora secretaria de estado Hillary Clinton, lideresa tradicional de los Estados Unidos, o la ya fallecida lideresa pakistaní Benazhir Bhutto, quien lograra ser por primera vez la primera ministra de un país musulmán. Modelos que han sentado las bases para que sigan apareciendo nuevas lideresas del cambio de paradigma social humano.

La mujer ha logrado posicionarse a lo largo y ancho del mundo. Ya somos testigos de mujeres presidentas de algunos países, cancilleres, embajadoras, juezas, senadoras, diputadas, empresarias o académicas. Defensoras incansables del hogar: madres, esposas, hermanas, hijas, amigas, compañeras. En cualquier rol que se les haya impuesto o que hayan decidido asumir han demostrado ser supremamente capaces con una eficacia digna de admirar, por lo que este exaltación no debe ser solo por el Día Internacional de la Mujer como homenaje a aquellas mujeres que se plantaron en defensa de sus derechos. Por el contrario, debe presentarse este reconocimiento a diario como las constructoras y inmejorables consejeras de gran parte de nuestra comunidad actual, y que lejos de los extremismos que representan el machismo y el feminismo, han sabido recorrer junto al hombre los caminos que nos lleven al bienestar, paz y mayor suma de felicidad posible.

Cada gesto y acción de la mujer resultará en lo adelante ante la sociedad mundial un digno signo del gran y valioso ejemplo que ha resultado ser. Citando al gran actor y director Woody Allen en una jocosa pero muy acertada frase y reflexión, "¿Existe el Infierno? ¿Existe Dios? ¿Resucitaremos después de la muerte? Ah, no olvidemos lo más importante: ¿Habrá mujeres allí?".