Triste espectáculo el del presidente venezolano en Puerto España, para ser tomado en cuenta por el jefe de la Casa Blanca
Cuando el presidente Hugo Chávez regrese de la Cumbre de las Américas, los venezolanos y venezolanas estaremos en lo mismo: capeando el temporal inflacionario que derrite sueldos y salarios, con el aumento del 33,33% del IVA, escasez de productos alimenticios, medicamentos y repuestos automotrices.
Si bien reuniones cumbres como las del ALBA y las Américas son importantes, cuando se las preparan bien y desarrollan en climas apropiados de respeto y reciprocidad, no será mucha la variación. Estados Unidos mostrará cada vez más, la tendencia a mantenerse como hegemón político y militar del continente, a pesar de sus estrecheces económicas y financieras con quiebra de empresas, colapso de otras y millones de desempleados.
La batuta no está en la Casa Blanca sino en el aceitado sistema diplomático y de inteligencia que rige en el departamento de Estado (cancillería) con sus inexpugnables conexiones con las carteras de Defensa y Comercio, la CIA y otras agencias de espionaje mundial estadounidenses. Hillary Clinton mantiene su pulso asido al rancio abolengo imperialista norteamericano, que ya contrasta con la bonomía del presidente Barack Obama, a quien hay que aplicarle la de Santo Tomás.
La innecesaria reunión cumbre del ALBA, en Cumaná, pudo haber sido obviada con un mecanismo ágil de consulta entre las cancillerías de los respectivos gobiernos, para suscribir multilateralmente una declaración parecida y hasta mejor que la adoptada en la capital sucrense.
LA NUEVA ERA
Todavía no se sabe qué saldrá de la cita de Puerto España. El juego no da para mucho más, porque el "panamericanismo" estadounidense ha chocado -¡y cómo!- con el latinoamericanismo antiimperialista, en todas sus versiones, desde la más beligerante suscrita por Cuba, Bolivia, Nicaragua y Venezuela, hasta la más "diplomática" expresada por Chile y Brasil. Ese debate ha sido y seguirá siendo de primera importancia, pero Estados Unidos difícilmente cederá ante el mundo, precisamente en su "patio trasero". Es cuestión de tiempo, para apreciar los giros de la "nueva" diplomacia estadounidense, en la era Obama.
DETRÁS DE OBAMA
Cuando Chávez regrese, debe comenzar por respetar a los venezolanos y venezolanas, a la Constitución y las indispensables relaciones armónicas de la democracia, luego de haber cumplido su anhelado sueño de ser atendido por el jefe de la Casa Blanca. Su vergonzosa pose detrás de los pasos de Obama para ser tomado en cuenta, era la comidilla entre los asistentes de la cumbre de Trinidad. Daba pena ajena implorándole a la Secretaria de Estado, Hillary Clinton la “pronta reanudación de relaciones y el envío de embajadores”. Nuevamente los gringos nos humillaron. La dama le espetó al adulante que “todo lleva su tiempo”.
Bastante mal ha hecho con sus irresponsabilidades y arbitrariedades. La luz que dice llevar por el mundo en favor del ser humano, también debe alumbrar a lo interno de Venezuela. No es posible que sea "ángel" en el mundo y "demonio" entre nosotros, como habrán tomado nota las respectivas embajadas acreditadas en Caracas y sus cancillerías en todas las capitales del mundo.
E.D.E.
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Semanario LA RAZÓN
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Caracas, 19.04.2009
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