Por Richard Casanova (*)
La inestabilidad política, económica y social de Alemania, luego de la I Guerra Mundial, fue un clima propicio para el surgimiento de tendencias políticas mas radicales, lo que derivó en la victoria del Nacionalsocialismo y el ascenso de Hitler al poder (30/01/33). Guardando las distancias, también en Venezuela el ascenso de Hugo Chávez fue la consecuencia de un cuadro de inconformidad y decepción.
Entre los años 1933 y 34 se aconsejaba a la burocracia alemana que prestara juramento de fidelidad al Führer. Ni los jueces se abstuvieron de semejante perversión, llegando al extremo de incluir la esvástica (símbolo nazi) en sus togas. Así comenzaba la subordinación de la justicia a los intereses del Führer y se iniciaba una dinámica que culminaría en la mas dolorosas tragedia de la historia. Un acto de honestidad de la Fiscal General y de buena parte de los magistrados venezolanos, seria desempolvar la esvástica como símbolo de la atrocidad fascista o simplemente, usar togas rojas. Ya luce insuficiente aquel patético espectáculo de los magistrados gritando en el auditórium del TSJ: "Uh, Ah, Chávez no se va".
Las últimas decisiones permiten inferir el rumbo que esta tomando el país. La dependencia extrema de las instituciones a los intereses del Teniente Coronel ha sido tan obscena y evidente, que incluso en el "chavismo" se registra un enorme rechazo a toda la política de represión judicial, violencia política, cierre de medios, intolerancia y criminalización de la protesta. En la Alemania nazi la perversión liquidó las garantías individuales, en Venezuela las detenciones ilegales y las persecuciones tienen el mismo significado. En la Alemania de Hitler se suprimió el derecho a la protesta y el derecho de apelación ¿Como interpretar hoy que se aprese a un grupo de ciudadanos que recurren al TSJ a introducir un recurso de amparo en defensa de su Derecho al Trabajo?
En aquella Alemania se enjuiciaba a todo sospechoso de deslealtad o de resistencia de cualquier clase al régimen. ¿Y en Venezuela? Aquella “corrupción racial”, por la que las personas arias no podían mantener relaciones sexuales con judíos so pena de muerte, es un delito tan arbitrario como el que imputan a Richard Blanco o Iván Simonovis, para nombrar solo dos casos de esa vergonzosa y la larga lista de presos políticos. Aquella retorcida justicia permitió la apertura en 1933 del primer campo de concentración: Dachau (Munich), cuya finalidad -públicamente reconocida por el régimen- era recluir a presos políticos. Así se llegó a Auschwitz y al trágico saldo de millones de víctimas. ¿Hasta donde llegaremos en Venezuela? Dependerá de que el país democrático defienda sus derechos, proteste activamente, participe y le ponga freno a los abusos del gobierno.
Lo que nunca imaginaron Heinrich Himmler (Jefe de las SS) o Rudolf Hoess, (Comandante del campo de exterminio Auschwitz-Birkenau), es que tuvieron que enfrentar los Juicios de Nuremberg. Mucho menos lo imaginaron los jueces de Hitler. La "orden superior" no es excusa, ni la violación de derechos humanos prescribe. Amanecerá y veremos!
(*) Dirigente del MAS / Vicepresidente de la ANR Colegio de Ingenieros de Venezuela.
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