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Por Waldo Munizaga

 
 
Corre el rumor por lo febriles y siempre vengativos recodos de lo que se ha dado por llamar “La Mesa de la Unidad” que esta invención de patas cojas y para el entendimiento solo ha servido hasta ahora para que la Oposición encuentre suelo santo para poder dirimir desde las greñas sus consabidas y fermentadas rivalidades. Incluso hubo alguien que se atrevió a susurrar, y podría parecer cómico, que tanto desacuerdo y confusión solo era imaginable en el pasaje bíblico de la Torre de Babel, especie de maldición que la habría provocado el mismísimo monseñor Urosa Sabino al blasfemar de Dios cuando puso en duda su omnipresencia al decir que Chávez prácticamente era más poderoso que Dios pues lo había sacado a patadas de las Aulas de Venezuela.
 
Como sea que algunos rumores explican o explotan la situación interna de la Oposición lo cierto es que para algunos las cosas no parecen ser tan escandalosamente anómalas y mucho menos contrariados sostienen que lo que hoy ciertamente sucede es un hecho natural y que periódicamente se manifiesta en ciertas temporadas y que justifican toda clase de encontronazos y disputas. En primavera, es decir  cercano al periodo de celo y las elecciones los diferentes padrotes de cada rebaño, por eso de la testosterona o la bilirrubina, necesitan aparentar ser un poco más varoniles y fértiles para atraer a las masas.
 
El que ciertamente no las ha tenido del todas consigo y por lo mismo se encuentra más enrollado que rabo de perro es el re converso Ismael García, sujeto que afamadamente resulta más insoportable que mapurite en ascensor donde quiera que se encuentre. A pesar de su reluciente y bien estrenado discurso mal-de-rábico que con toda y espuma esgrime contra Chávez, no termina de convencer que deben darle un chancecito en virtud de las volteretas recibidas. Piruetas que en la susodicha Mesa parecen no estar convenciendo a nadie y mucho menos a lo que aun no han salido del trago amargo que les hizo degustar Arias Cárdenas. En esta oportunidad que nunca los curules de la Asamblea Nacional parecieran ser mucho menos y muchos más los que desde ya se creen y pelean por ser los verdaderos y únicos candidatos.
 
En un Nuevo Tiempo parece que las cosas no distan de la anterior realidad. A pesar de no haber cumplido los años en que su progenitor partido (AD) sucumbió ante las divisiones y las fracciones, parece que huérfana y prematuramente se dirige hacia una de sus más terribles implosiones y que fácilmente podría sentenciarles la longevidad. Convertido en un verdadero Un Viejo Tiempo sus chivos sagrados no han vacilado sacarle a la propia cabecera del Puente sobre el Lago de Maracaibo las maletas de Leopoldo López, y a todos aquellos que no acaten la línea proveniente del altiplano y que es: las próximas dos elecciones que vienen ya se tienen los inamovibles.