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Por Julián Rivas
Un intelectual de izquierda del norte de Europa escribió: “El mayor peligro del neoliberalismo para las ideas es que te lleva al redil sin enterarte”. Y con todo y la crisis del capitalismo, los teóricos del neoliberalismo tratan de mantener a flote sus ideas. Y están a la ofensiva en América Latina. Con Obama y las burguesías del mundo hay algo así como el nacimiento del neo-neoliberalismo.
El asunto vale algún comentario porque los medios recomunicación están llenos de mensajes neoliberales, infundados por lo general. El pasado lunes por CNN, televisión norteamericana que aquí reproduce alegremente Globovisión, en un programa de Economía y Finanzas, respaldado publicitaria y económicamente por el Grupo Financiero BanColombia, vimos varias perlas.
Una: La economía moderna es aquella donde los servicios públicos están en manos del sector privado. Dos: Con el sector privado las tarifas de los servicios públicos son menores. Todo es mentira.
En cuestión de segundos, por CNN se contrabandean los prejuicios. Pura propaganda neoliberal. Son como ráfagas. Por ejemplo, ese lunes CNN dijo que hay países de América Latina que están insertados en la globalización, y en consecuencia son modernos. Cuela la idea de que otros países seguramente están en la edad de piedra, los “estatistas”.
El programa entre comillas, trató de ofrecer una visión de Uruguay y su economía. Uruguay quiere ser un país de servicios, como Singapur, dijo uno de los entrevistados. Es abierto a la inversión privada, dispuesto a reducir asimetrías y barreras comerciales. Que si el pato y la guacharaca.
En todos estos programas de CNN, que tratan de vender como equilibrados, igual que Globovisión, Televen, Venevisión con Oppenheimer, se pretende demostrar que cualquier intervención diferente a una casta empresarial transnacionalizada, es estatismo, totalitarismo, o intervencionismo. Todo concluye en anticomunismo, una enfermedad.
Medios impresos que en Venezuela tratan de abordar lo económico, como El Mundo, o el cuerpo Estrategia de El Nacional, que sale los miércoles, también están en la misma tónica. Y la ofensiva contra el gobierno de Venezuela es de terror.
Esta semana todos estos medios dibujaron un panorama “recesivo” de Venezuela. Trataron a acuñar la palabrita. En El Nacional una señora Sary Levy-Carciente -por la maleta se saca al pasajero-, dijo que la iniciativa privada es la receta, y aseguró que los funcionarios de gobierno son apropiados a la Cortina de Hierro. Como en aquellas series de Hollywood, en blanco y negro, con que asustaban a los muchachitos con mandarlos a la Cortina de Hierro.
Teodoro publicó en Tal Cual el “Índice de Libertad Económica” que para el año 2009 confeccionó la internacional neoliberal: Venezuela entre los diez peores, esa es la noticia. Esto si es broma, no haga hallacas. De ñapa, Teodoro fue a Televen, con Carlos Fernandes, y dijo sobre las bases militares gringas: “Desde el punto de vista colombiano ya tienen una justificación política”.
Carlos Fernandes mantuvo el ataque contra Cuba, como siempre. A propósito de la participación cubana en el equipo asesor de la policía nacional, dijo que el proyecto policial está “ideologizado”. Aquí cualquier muérgano ataca a Cuba para coger prensa. Es la moda.

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DISTINGUIR EL ORO DE OTRA COSA
De verdad en Venezuela hace falta diálogo en materia económica. También mano dura. De esto no habla Globovisión porque su director Zuloaga está acusado de especulación con la venta de carros y posiblemente lo cojan las pascuas en Canadá, en la planta o El Rodeo. Por cierto, hay que apurar la Ley sobre la materia, el país espera eso, y urgente.
Un restaurante de la Candelaria vende unos callos a la madrileña por setenta y tres bolívares, setenta y tres bolívares fuertes, sin contar porcentaje, y el impuesto, que lo meten en la cuenta, así no lo entreguen al fisco. Más de noventa bolívares en total. Eso no pasa en ningún país del mundo. Haga todos los cambios posibles en dólares y verá. Es más en Venezuela usted paga luz, aseo urbano, y agua, totaliza y es menos que el platillo de mondongo. CNN está pelada.
Un amigo comenta que en sus tiempos de estudiante en el Medio Oeste de Estados Unidos, un grupo de venezolanos iba a los grandes mataderos de la región, y les daban de gratis el mondongo previa firma de un documento en el que admitían que si se enfermaban al consumir las tripas, la empresa no era responsable. El mondongo en Venezuela vale oro.

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LIBERTADES
Globovisión defiende a Colombia, a Uribe y Estados Unidos. Y mueven a risa. El señor Ravell fue a Estados Unidos, a la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, que dirige un señor Santiago Cantón. Otra agenda es desconocida. Ravell habló de su cita con Cantón:
“Uno de los casos que discutimos es el de Franklin Brito, quien está en huelga de hambre frente a la sede de la OEA y se amputó un dedo para llamar la atención de las autoridades (...) Lo bueno es que Cantón habló telefónicamente con él y sus médicos", afirmó.
Agrega la nota de prensa que Ravell “señaló que es positivo que los venezolanos sigan denunciando ante las instancias internacionales la situación de derechos humanos en el país. Ellos sí están enterados. Por eso cada persona debe documentar su caso y traer información y abrir expedientes. Algún día quienes violan los derechos humanos de esas personas van a estar sentados en el banquillo de los acusados", expresó Ravell.
Eso de cortarse un dedo para llamar la atención, es extremismo. Por lo demás, insisto, hay que abrir un vuelo diario Caracas-Washington, a Foster Dulles Airport. Puro opositores en el avión, directo a su capital imperial.
Por estos días de la feria del Libro de Caracas recordábamos con amigos tiempos de lucha en los liceos de Caracas, a fines de los años setenta. Todavía existía el pasaje Zamuro. Era un túnel bajo la avenida Bolívar que lo eliminaron con los trabajos del paseo Vargas en los años ochenta. Ahí estaba la librería Julio González, donde vendían libros sobre la revolución y el cambio social. Cuidado cuando vayan a comparar libros, que por ahí siempre está la Disip, era la recomendación.
Más de un muchacho fue apaleado por comprar un libro, o salir de la UCV. A nadie se le ocurría ir a Washington, incluso ni a Fiscalía. La oligarquía de los medios ni se daba por enterada. Ravell era adeco. Que tiempos aquellos. Pregúntele a Remberto Uzcátegui, un torturador de la Disip, copeyano para más señas, para que le eche cuentos de violaciones de derechos humanos. Comencemos con éste. Vamos a Washington. Otros miles irían con gusto.
Pero, en Washington sólo aceptan a la oposición perrorabiosa. El calvito de las cinco de la mañana, el que sale por Globovisión, sabe cómo llegar. De nada.

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