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Por Julián Rivas
Las recientes “elecciones” en Honduras ratificaron que en América Latina se desarrolla una agenda para la agresión de los pueblos en lucha, por el sostenimiento de los viejos órdenes coloniales. Venezuela es centro de esa agresión, que obliga a la unión de los revolucionarios. Cada día aumenta el número de ataques contra nuestro país, por parte del imperialismo y el sionismo, con sus aliados internos. Las capas oligárquicas se han reagrupado, con políticos tradicionales, articulados desde los medios de comunicación.
Prueba de esto son Globovisión y El Nacional. El pasado domingo se celebraron elecciones en Honduras, ilegales, porque se dieron en un marco de intimidación y violencia contra el pueblo. Con el caradurismo a más alto tenor, tanto El Nacional como Globovisión elogiaron la “democracia” en Honduras mientras esbozaban el “autoritarismo en Venezuela”. Aquí Diego Arria, ficha de Estados Unidos en las Naciones Unidas, coge pizarra.
Lo económico y lo social nutren la actividad política. Pero se ven unas barbaridades en esos medios, que casi pierden la seriedad, y la “clase” que pregonan la dejan por el suelo. Los analistas de esos medios llegan a los extremos de ver cada coyuntura con enfoques particulares, interesados y sin consideración de la historia. Ven las cosas según sus intereses.
Como llegó el colapso de unos bancos, la prensa burguesa mantuvo una tesis curiosa: que los fulanos bancos en cuestión son de empresarios de nuevo cuño, desconocidos, poco serios. Por Globovisión nos cayó una perla de las nueve de la mañana, asegurando que los banqueros de ahora “no tienen casta”. Por Televen, la muchacha que antes no hablaba y ahora dice barbaridades, sostuvo: los banqueros de los bancos intervenidos por el Estado, no son “reconocidos”. ¿Casta? Sí, caramba.
¿Pero quién ha dicho que la burguesía es revolucionaria, progresista?. Ha pasado suficiente tiempo desde la Revolución francesa para demostrar que están pelados los que quieran acuñar este criterio. Igual de ridícula es la diferenciación de viejas y nuevas burguesías, pues son lo mismo; y peor todavía, decir que la vieja burguesía es seria, sana y pulcra. “Tiene casta”, dice Ana Karina Villaba y usted lo vio por Globovisión. Si ella lo dice… allá ella, que se lo cree ¿Un burgués Serio? Mire que Serio murió con necesidad.
Así son los conservadores. Para los opositores perrorabiosos cualquier análisis de lo económico y lo social se nutre con prejuicios para engañar la gente, y por supuesto, mantener los viejos órdenes y jerarquías sociales ¿Cuántos bancos han quebrado en Venezuela? por no ir muy lejos y no ver la caída de las torres financieras de Nueva York del año pasado. Señores, el problema es el capitalismo, que incluye la visión neoliberal, monetarista, que se hizo trizas en Estados Unidos y Europa. Pero por Globovisión, donde circulan voceros de las mismas familias que desde la Colonia han gobernado Venezuela, el mensaje reaccionario ha aumentado el volumen.
Pero, viéndolo bien, el oficio de burgués está entre los pocos exclusivos. Porque banquero puede ser el integrante de la banca comunal, que en Venezuela son bastante. O quien dirige un banco del Estado, una cooperativa con orientación financiera. ¿O no? De la crisis del capitalismo y de la clase burguesa solamente hay que extraer el impulso revolucionario de los pueblos del mundo. Avanzar hacia nuevas formas de democracia y organización económica.
        Sorprende el asunto. Estos círculos familiares que han gobernado desde la Colonia, como todo círculo, son viciosos, dice un abogado amigo. Lo quieren todo para ellos. Zuloaga es un ejemplo. A propósito de la falta de agua hace varias semanas, las tres señoras de las nueve de la mañana dijeron que antes se podía pedir, mediante magias, la llegada de las lluvias. Supuestamente eran tiempos en que los indios “no eran ciudadanos”. De broma no dijeron que indio no es gente ni casabe es pan, como reaccionariamente afirmaban los terratenientes en el llano. Revise los archivos y se conseguirá con perlas de este tipo.
Hasta en el béisbol vemos los prejuicios, la jerarquización social y el neocolonialismo. Hace dos años, un domingo de entrada o salida de Semana Santa, en el diario Meridiano informaban que ese día iba a lanzar un pitcher venezolano. “A cazar indios”, fue el titular. Son los que hablan de que el béisbol de estados Unidos es “organizado”, ¿El nuestro? Según este criterio debe ser desorganizado.

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UNION REVOLUCIONARIA PARA ENFRENTAR AMENAZAS
Por estos días recordamos a J.R Núñez Tenorio, particularmente cuando decía que el proceso político que impulsábamos desde el Movimiento Quinta República, por los años que van de 1996 a 1998, estaba bendecido por los dioses. Además del apoyo de los dioses, se mantiene el apoyo popular. Pera vemos que se han acentuado las amenazas de los demonios, que son Estados Unidos, Israel, la oligarquía colombiana, los restos coloniales de la oligarquía venezolana, los puntofijistas, miquilenistas y otras hierbas.
Es necesario acentuar el debate. Al mismo tiempo se requiere impulsar la unión de los revolucionarios, porque hay una amenaza contra nuestro país. Una unión sincera, hasta donde sea posible aplicar la palabra sinceridad. Rompamos con la política de los codos, donde se dice “vengan todos”, pero luego se aplican codazos como en los más enconados partidos de basquetbol.
Tampoco la unión de los revolucionarios es para la lucha de alfombras, institucional. Qué va. Tengamos claro que la lucha ideológica se ha acentuado en los últimos meses. Todavía hay quienes creen que la revolución se da en los ámbitos institucionales. No, la revolución se hace en todos los espacios, pero sobre todo en la calle. Si la reacción toma esos espacios, avanza en su desafío “institucional”, “subterfugio hondureño”, para deslegitimar la idea de revolución y entregar nuestro país al imperialismo. Honduras es una clarinada. Hay que acentuar el debate sobre teoría y acción revolucionaria.
La unión revolucionaria se requiere, y la condición de revolucionario lo da la práctica, el tiempo. El asunto no solamente es político-organizativo, o teórico, también tiene que ver con el compromiso para producir bienes, servicios. Hay gente que produce y mucho, y no es conservadora según la tradición burguesa. Son los productores que se hacen necesarios.
Pero citemos al intelectual de izquierda del norte de Europa, que escribió: “Los mejores cuadros se dedican a la lucha institucional y la lucha popular queda relegada a planos secundarios. Las asambleas se componen de funcionarios vinculados al aparato burocrático y de personas relacionadas con las instituciones. La organización pierde el activismo cuando ve como un segundo en televisión de su dirigente es más productivo que los miles de carteles que se pega en la calle. La información es restringida y la poca militancia pierde la capacidad crítica que molesta a los funcionarios de la política. No es ciencia ficción, es parte de de la triste realidad que en nuestros días caracteriza a la mayoría de las organizaciones de izquierda del mundo”. Fin de la cita.
Así que a comer avispa que cigarrón atora.

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